Para ti:

Mi amado niño, sé que el daño que te he hecho ni el cielo
caído lo repara, sin embargo nunca olvides que mi corazón
arde en llamas desde que te fuiste y que ninguna sombra
lo podrá detener.

Quiero cerrar los ojos y saber que esto es una pesadilla, que
aún no te has ido de mi vida, pero desgracia tiene tal destino
mío que ahora me veo en mi camino sin tu cariño.

Sin parar llora mi alma que a quedado desolada desde que
ya no tengo tu mirada, siempre anhelé estar toda la vida
contigo y con mi actitud te he perdido.

Pero espero en aquellos cielos poder encontrarte y darte esa
dicha de abrazarte y con mis brazos proporcionarte mis
caricias que por estos años serán sólo hielos, en una
penumbra caída de mi corazón atravesado por mil dolores
que he provocado.

De K.Y.G.O.
Dedicado a Gutiérrez Ontiveros Yadira.